miércoles, 7 de agosto de 2013

TRASCIENDE





¿Cómo te encuentro de nuevo, divino pódium?
Que en destellos visionarios me develaste todo a la vez:
Capto el pasado activo y el presente decrépito  del ser de mi padre
Que octogenario su existencia actual consume
Contrastando con mi indómito y multifacético hacer

Me acercas la fugaz belleza
De la feminidad abierta en flor
Que aún no toma conciencia de su futuro mejor
Colmándome en un instante de su esencia
Miles de minutos de su vida
Con la infinita caricia sensorial de su ser como mujer

Veo la beldad del antes y el presente
De la joven madre amante
Con su fruto infante del amor
Desdoblando en metamorfosis su ilusionado ayer
Con su intelecto y/o su cuerpo de obligado hacer
Para buscar insegura su caminar andante

Me impacta la ingenua belleza de la niñez
Con ojos de vivo brillo y espontáneo riachuelo de risas
Fluyendo de un menudo cuerpo sin detener
Recordándome que por siempre se empieza cada vez

Sacude mis valores cierta decadencia de mujer
Que los años, amores idos y experiencia vivida
Vaciaron de espíritu y cuerpo el compartir sensual
Brotando a cambio banalidades y reprimidas lágrimas
Que buscan de manera incierta algún amanecer

Trepo caminos buscando un tal espacio inmaterial
Y te invito a mi lado con tu indeciso acompañar
Porque me basta la sensualidad de tu exquisita presencia
Rebosante en tu cuerpo de la reciente herencia juvenil de ayer
Con tu sueño actual y futuro sin saber qué hacer
Y yo con los áyes que aquí te conté
Para enrumbar quizá a puerto seguro
Y juntar como anillos de Júpiter
nuestro individual trascender.





Amilcar Briceño Peña, junio de 2005

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