sábado, 7 de mayo de 2016

A la madre Luna


Oh Luna; llena, menguante, creciente
Tu brillo no iguala nadie, ni el Sol más ardiente.
Puede el hombre fabricar el candelabro más lujoso
Mas no hay lujo que se compare al de tu manto luminoso.
Se oyen cada noche los lastimeros quejidos de las olas
Mientras tú, coqueta y lejana, jugueteas con sus cabellos.
¡Soy cautiva, bella luna, de tu luz adictiva cada hora;
y alimentas, como ninguna, el cielo nocturno en tu destello!
Las cigarras, bella luna, bañan su canto en aire tibio
Y guitarras, melancólicas, de acuosos acordes dejan vestigios.
¡Deja, Reina de Astros, que en tu reino monocromático,
De tu luz beba mi espíritu, aunque entre por el ático!
El blanco manto de tu brillo, esconde las tímidas estrellas
¡Mas no creas! En tu ausencia, noche es noche solo por ellas.
Cada noche, Reina de Astros, tu energía va menguando
Mientras tanto, en tu luz, ¡mi alma viva, meditando!

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