¿Cómo te encuentro de nuevo, divino pódium?
Que en destellos visionarios me develaste todo
a la vez:
Capto el pasado activo y el presente
decrépito del ser de mi padre
Que octogenario su existencia actual consume
Contrastando con mi indómito y multifacético
hacer
Me acercas la fugaz belleza
De la feminidad abierta en flor
Que aún no toma conciencia de su futuro mejor
Colmándome en un instante de su esencia
Miles de minutos de su vida
Con la infinita caricia sensorial de su ser
como mujer
Veo la beldad del antes y el presente
De la joven madre amante
Con su fruto infante del amor
Desdoblando en metamorfosis su ilusionado ayer
Con su intelecto y/o su cuerpo de obligado
hacer
Para buscar insegura su caminar andante
Me impacta la ingenua belleza de la niñez
Con ojos de vivo brillo y espontáneo riachuelo
de risas
Fluyendo de un menudo cuerpo sin detener
Recordándome que por siempre se empieza cada
vez
Sacude mis valores cierta decadencia de mujer
Que los años, amores idos y experiencia vivida
Vaciaron de espíritu y cuerpo el compartir
sensual
Brotando a cambio banalidades y reprimidas
lágrimas
Que buscan de manera incierta algún amanecer
Trepo caminos buscando un tal espacio
inmaterial
Y te invito a mi lado con tu indeciso acompañar
Porque me basta la sensualidad de tu exquisita
presencia
Rebosante en tu cuerpo de la reciente herencia
juvenil de ayer
Con tu sueño actual y futuro sin saber qué
hacer
Y yo con los áyes que aquí te conté
Para enrumbar quizá a puerto seguro
Y juntar como anillos de Júpiter
nuestro individual trascender.
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